Salud y Bienestar
HACIENDO REFLEXIONAR A LOS PADRES SOBRE LOS PROBLEMAS DEL AZUCAR SOBRE EL CRECIMIENTO DE LOS NIÑOS

Maryluz Nuñez

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septiembre 9, 2024

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La glicemia, o nivel de azúcar en sangre, y la hormona de crecimiento son dos elementos fundamentales en el funcionamiento de nuestro organismo. Ambos interactúan de manera compleja, influyendo en procesos tan vitales como el metabolismo, el crecimiento y el desarrollo.

La Hormona de Crecimiento es “Un Potente Regulador”, producida por la glándula hipófisis, desempeña un papel crucial en diversos procesos corporales, incluyendo el crecimiento de los huesos y músculos, la reparación de tejidos y la regulación del metabolismo. Sin embargo, su relación con la glicemia es compleja y puede variar según diferentes condiciones fisiológicas.

Usualmente creemos que los únicos que pueden padecer de excesos con el azúcar es el adulto después de los 40 años. La realidad es otra, cuando vemos jóvenes y adolescentes con alteraciones corporales (piel oscura en el cuello y axilas, estrías corporales, celulitis, bajo crecimiento pondo-estatural, bajo rendimiento deportivo, entre otros), que pueden experimentar trastornos en la regulación que debe ejercer la insulina y la glicemia sobre la fisiología de sus cuerpos en desarrollo.

La realidad es que la Glicemia y Hormona de Crecimiento tienen una relación bidireccional:

  • Los niveles elevados de glucosa en sangre pueden inhibir la producción de hormona de crecimiento. Este mecanismo de regulación ayuda a prevenir un aumento excesivo de la glucosa y a mantener el equilibrio metabólico.
  • Por otro lado, la hormona de crecimiento puede aumentar los niveles de glucosa en sangre al promover la producción de glucosa en el hígado y reducir la sensibilidad de las células a la insulina. Este efecto es especialmente relevante en situaciones de estrés o ayuno, donde se requiere un aumento de la disponibilidad de energía.

También es frecuente ver, a adolescentes o niños con trastornos de crecimiento o desarrollo sexual retardado o prematuro que pueden mostrar índice HOMA elevados por insulinas y glicemias por encima de sus valores normales, lo que está relacionado con el desarrollo de síndrome de insulinorresistencia.

En consecuencia, tanto los niveles elevados como los bajos de hormona de crecimiento pueden tener consecuencias negativas para la salud. Un exceso de hormona de crecimiento en la infancia puede provocar gigantismo, mientras que en adultos puede causar acromegalia. Por otro lado, una deficiencia de esta hormona puede conducir a un crecimiento deficiente y a otros problemas metabólicos. En fin, el tema es llevar a reflexionar a los papas que un niño con sobrepeso no es un “niño bonito” es un niño con tendencia a desarrollar serios problemas metabólico, incluso desde su desarrollo sexual, y a la larga convertirse en un adulto que no puede bajar de peso, que tiene problemas serios de colesterol, que no puede concebir hijos, que comienza a enfermarse de sus hormonas, tantas y tantas consecuencias metabólicas que podrían enfrentar y evitar si solo en la niñez y la adolescencia sus padres le hubiesen enseñado buenas prácticas de vida: alimentación saludable baja en carbohidratos, actividad física continua y buen manejo de las emociones para su paz mental.

Maryluz Nuñez

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